sábado, 14 de noviembre de 2009

ESCRITORES COMPETENTES

El siguiente artículo fue publicado en el periódico el Nuevo Diario, de Nicaragua; me pareció interesante, pues resume las ideas planteadas en el artículo analizado en el curso, Enfoques didácticos para la enseñanza de la expresión escrita de Daniel Cassany (1990). Habla de los escritores competentes. Sin embargo, me dejó la duda acerca de Coseriu, y revisé algunos escritos de él; quién es, principalmente lingüísta. En el presente artículo, se le toma a manera de introducción. Y las ideas de la lingüística histórica, son de Eugenio Coseriu.

Describir el escribir
—Emigdio Quintero Casco*—
El lingüista Eugenio Coseriu afirmó que los estudiantes del medievo escribían mejor que los de la época actual.
Eso lo expresó en un Seminario-taller sobre la Enseñanza de la lengua nacional, realizado en Piura, hace algunos años. «Los antiguos y los medievales escribían siempre bien, porque tenían una educación lingüística mucho más compleja que la nuestra», dijo Coseriu. De la afirmación de Coseriu se puede inferir que los estudiantes de hoy escriben mal, muy mal, porque la educación lingüística que reciben es superficial, amorfa o deficiente. En Francia y en otros países europeos, el estudiante que presente errores gramaticales o de ortografía en sus escritos, no pasa de un grado al otro. En nuestro país no existe ninguna exigencia al respecto, de tal manera que el sistema promueve al estudiante incompetente, de manera complaciente y sin mayores problemas.

Recordemos que en la Edad Media existían las artes liberales que abarcaban el Cuadrivium (aritmética, geometría, astronomía, música) y el Trivium (gramática, retórica, dialéctica). «Todo el llamado Trivium era pura lingüística», agrega Coseriu. En aquella época se estudiaban con profundidad y entusiasmo las complejidades de la lengua, como medio para generar ideas nuevas, descubrir la verdad, entender el ser, para el goce espiritual y como plataforma de la ciencia.

En la Edad Media se distinguía con claridad entre el lenguaje como contenido y el lenguaje como forma. El sistema educativo era integral, lógico y orgánico, porque el Cuadrivium apuntaba al contenido y el Trivium a la forma.

En ese tiempo, todos los docentes de alguna manera eran profesores de idioma, porque le enseñaban al estudiante el vocabulario de la materia, técnicas de lectura y les desarrollaban habilidades de razonamiento verbal, para mejorar la redacción. En la época actual, los profesores de las otras materias le echan la culpa a los profesores de español, cuando el estudiante muestra incompetencia en la lectura y en la redacción.

La responsabilidad es y debe ser compartida. Todos los docentes deben ser profesores de idioma, para que los estudiantes mejoren su comunicación oral y escrita. Por ejemplo, los profesores de investigación están obligados a enseñarle al estudiante a saber leer un artículo científico, a determinar el tema, la tesis, la cohesión y la coherencia, la arquitectura textual; es decir, ver, analizar y valorar contenido y forma. Otro ejemplo: los profesores de sociales están obligados a enseñarle al niño a leer un mapa. El profesor de matemática, química y física deben hacer lo que les corresponde en este sentido. En materia de redacción, el estudiante del medievo estaba claro de que una cosa es lo que decimos, y la otra cómo lo decimos. Cuando desarrollaba un tema por escrito, lo hacía bien, porque tenía diversas estrategias para comunicar sus ideas, pensamientos, opiniones o sus estados emotivos. Si leía, pensaba como escritor. Y si escribía, pensaba como lector. Escribía bien, porque tenía conciencia de que la escritura es un proceso complejo, riguroso, metódico, sistemático, creativo y gratificante. Cuando escribía ponía en función sus conocimientos lingüísticos y las estrategias adecuadas, para lograr que su mensaje llegara a la mente y al corazón de su receptor.

Por el contrario, el estudiante actual da lástima cuando escribe. Sus escritos están saturados de errores ortográficos, gramaticales, lexicales y estilísticos. La pobreza de vocabulario es increíble y desesperante. Y los pocos estudiantes que tienen cierto dominio de la gramática, carecen de estrategias para redactar bien. El escritor competente se diferencia del incompetente, por sus estrategias. El escritor competente concibe el problema retórico en toda su complejidad, incluyendo ideas sobre los receptores, el propósito comunicativo y el contexto.

Un escritor competente delimita el tema sobre el que va a escribir, planifica, define su tesis y los objetivos que quiere alcanzar, define a su audiencia o receptores, selecciona los códigos adecuados para establecer una comunicación efectiva, investiga el tema y destaca la información relevante; consulta una enciclopedia, un diccionario, una gramática, un manual de estilo, un periódico, confronta fechas, datos, nombres, etc., bosqueja, escribe, revisa y corrige; corrige y escribe, borra, tacha, y escribe, y reescribe, y vuelve una vez y otra sobre el texto, sobre la forma y el contenido, una y otra vez, hasta lograr un producto satisfactorio.

Los escritores competentes eso es lo que hacen: planifican, sistematizan sus ideas, jerarquizan sus ideas, leen, investigan, borran, tachan, corrigen, reescriben, leen en voz alta, en forma continua, permanente, una y otra vez, sin parar.

El escritor incompetente hace lo contrario: No lee. No estudia gramática, ni ortografía ni le interesa la estilística. Escribe sin saber para quién escribe. Ignora el contexto, lo mismo que «al hombre y sus circunstancias». No planifica su composición ni determina sus objetivos. No lee. Ni tiene microhabilidades para consultar un diccionario o una enciclopedia. No sabe cómo resolver un problema ortográfico.

El escritor incompetente no lee e ignora las estrategias de los buenos escritores. Por otro lado, los primeros que debieran escribir son los profesores y éstos no lo hacen. ¿Cuántas investigaciones se publican en las universidades? ¿Cuántos profesores escriben en los periódicos o en las revistas científicas?

Hay que hacer que el estudiante se entusiasme, aunque no vaya a ser un lingüista, a través del lenguaje; hay que favorecer un sistema educativo que le permita al estudiante ver al mundo de otra manera, con la ayuda de la complejidad del lenguaje y que vea todas esas relaciones que existen en su vida actual con la historia, con la economía, con sus derechos ciudadanos, con el ser del hombre, con su condición de ser pensante, etc. Cuando lo hagamos, el mundo será distinto: el hombre será libre, y las mentes no serán tan fácilmente manipuladas.


Bibliografía

1. Cassany, D. (1990). Enfoques didácticos para la enseñanza de la expresión escrita. Publicado en Comunicación, lenguaje y educación, (6:63-80).
2. Quintero, E. (2002). Describir el escribir. En El Nuevo Diario (5 de junio). Managua. Disponible en http://archivo.elnuevodiario.com.ni/2002/junio/05-junio-2002/opinion/opinion3.html Consultado el 7 de nov. 2009.